EL OBSESIVO Y SU DESEO
El obsesivo se defiende encarnizadamente con sus síntomas del dolor, del amor. Sufre de deseos que lo obsesionan y tiene terror a esos mismos deseos.Enredado en su jaula narcisista, pretende un control total a partir de su Yo; la pretensión ilusoria, forzada e imposible de controlar y manejar los hilos de la escena deseante de su –o de sus– mujeres.
No puede perder a ninguna, porque cualquier pérdida lo remite a la castración, a un desfallecimiento de su imagen narcisista. De allí su carácter anal, retentivo, en relación al objeto. De allí su afán de controlarlo todo, especialmente a su objeto amoroso.
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